Firma de libro de condolencia: sobriedad.
Los acontecimientos internacionales, en especial los vinculados a tragedias humanas, suelen desatar multitud de gestos institucionales. Es en este tipo de situaciones donde el protocolo pasa a una primerísima primera línea. Y ahí es donde se evidencia si una institución, un representante institucional, está a la altura de su cargo. Hemos querido coger esta imagen en la que la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Cristina Cifuentes, acudió a la Embajada de Francia en España para firmar en el libro de condolencia en nombre de todos los madrileños. Fueron muchas las figuras institucionales las que firmaron en ese mismo libro a lo largo del fin de semana posterior a la tragedia del 13-N en París, pero hemos seleccionado ésta porque nos parece que reúne todo lo que sí se debe hacer.
Como se aprecia, el salón de la residencia del embajador en Madrid donde se llevó a cabo la firma del libro de condolencia es casi diáfano. Apenas existen elementos que distraigan la atención del lector en la fotografía oficial que luego se va a difundir a los medios de comunicación (ésta). Tan sólo unos elementos vinculados al arte (tapiz, jarrón y escultura) que den sensación de cultura y solemnidad, muy en la línea francesa, país que durante siglos abanderó el modelo de buen embajador en el viejo continente.
En la mesa de firma, tan sólo el libro de condolencias y un retrato del presidente de la República. De nuevo, limpieza y claridad. Tras la mesa, las banderas de Francia, UE y España, en el orden de precedencias adecuado y con el tamaño correcto para las banderas de interior en edificio oficial.
Finalmente queremos analizar la presencia ‘humana’. Yves Saint-Geours, embajador de Francia en España, vestido de traje chaqueta y en tonos negro y blando de solemnidad, aguarda en un cortés segundo plano durante el momento de la firma de Cristina Cifuentes. Ésta, a su vez, opta por los mismos tonos en el vestir. También de traje chaqueta. Los brazos cubiertos y sin apenas joyas ni ornamentos en la visita. Como debe ser en actos solemnes de tintes trágicos.
En definitiva, valoramos muy positivamente la selección de elementos así como el comportamiento de los implicados. Enhorabuena.